miércoles, 24 de octubre de 2012

CAPÍTULO 20


{En capítulos anteriores}
Estuvimos toda la mañana andando y yo estaba empezando a cansarme de tanto andar. Justin me animaba a seguir. Me decía que no faltaba mucho para llegar a un sitio especial y en un momento dado me tapó los ojos y me guió por la espesura del bosque. Comencé a oír el sonido de una cascada y al llegar el supuesto sitio, Justin quitó sus manos de mis ojos. Tras acostumbrarme a la luz un alargado ‘¡OH!’ salió de
mis labios. 

 __________________________________

{Capítulo 20; Esto no es el adiós}

— Esto es precioso — dije en un suspiro.

Nos encontrábamos en un bonito prado, parecido al que salía en el película “Crepúsculo”, pero aquí había una enorme cascada que daba a un riachuelo de agua cristalina. La luz del sol atravesaba las ramas de los árboles para darle a la bella explanada una bonita sensación de calidez. Lo que más predominaba en ente paraje era la gran cantidad de flores que había, todas de variados y vivos colores que le daban un toque de frescura y belleza al ambiente.

No lo dude ni dos segundos, saqué mi cámara y le hice varias fotos al hermoso paisaje no quería perder ese paraje nunca, algo tan bonito debía de ser recordado para siempre. Me giré para mirar a Justin que me observaba con una amplia sonrisa, no pude evitar sentir como la sangre se acumulaba en mis mejillas provocando que esta se sonrosaran.

— Por el rubor de tus mejillas puedo notar que te ha encantado este sitio — dijo provocando que me pusiese más roja todavía.

Solo una persona más había logrado que mi cara se convirtiese en un autentico tomate y no, no me refiero a John, sino a alguien que dejé en España, alguien a quien no quiero recordar, pero eso es otra historia.

Estuvimos toda la mañana tirados en la hierba riendo y haciendo el tonto. Nunca pensé que esto pudiera pasarnos, cuando nos conocimos nos odiábamos, bueno, miento, yo le odiaba y siempre me decía: “Jamás me gustara”, que ingenua era y que insistente fue él. Le mire y no pude evitar sonreír. Había cerrado los ojos para poder empaparse del olor que desprendían las flores, pero notó que le miraba y me dedico una cálida sonrisa seguida de un crujir de tripas. No pude evitar soltar una carcajada.

— Será mejor que nos vayamos, por tu estómago debe de ser ya la hora de comer — reímos y volvimos a la cabaña con “Doble C”.

El resto del fin de semana lo pasamos entre amigos, con bromas, risas, comilonas, amor y cariño. El domingo a medio día — tras la comida — hicimos las maletas y regresamos a la ciudad. Yo me había puesto delante con Justin y los cuatro comentábamos animados todo lo que había pasado en el fin de semana, lo más frecuenta era mi relación con Drew. “Chismosos…”, pensaba entre risas. Cuando estaba quedándome dormida Justin sacó un tema de conversación que no podía perderme.

— El Martes comienzo la gira de promoción y eso significa que no nos veremos hasta Navidades…

— Y yo volveré a Canadá — dijo Christian cabizbajo.

— Chicos, no os preocupéis, os esperaremos.

—¡Por supuesto! Podemos ahorrar para ir a Canadá con vosotros para las fiestas — afirmó Cristina.

— ¡Ah no, no, no! Me niego — saltó Bieber —. Yo me encargaré de llevaros a vosotras y a vuestra familia.

— ¿Estas tonto? Yo si que me niego a que hagas eso — dije mirándole con el ceño fruncido.

— No tratéis de convencerle, es un cabezota y como se le meta algo entre ceja y ceja no hay quien le haga cambiar de opinión — iba a replicar pero Christian volvió a interrumpirme —: Yo que tú no seguiría intentándolo, al final te ignorará.

Todos estallamos en carcajadas por la cara que puso Justin. Una vez nos relajamos me quedé dormida para el resto del viaje. Cuando llegamos los padres de Cristina la estaban esperando en mi portal. Nos despedimos de ella y entramos al edificio. Christian se fue al piso de Justin, pero este me acompaño hasta mi casa. Nos quedamos abrazados en el rellano un buen rato y cuando nos separamos me miró a los ojos y me dijo algo que no me esperaba:

— Prométeme que no harás caso de los rumores acerca de mi.

— ¿Qué? Justin, ya sabes que yo no me creo nada de lo que diga la prensa. Me fio de ti — sonreí —. Pero hay algo que quiero preguntarte...

— Claro, dime.

— Entre Selena y tú... ¿Hubo algo? — Justin abrió los ojos como platos —. Es que yo... Bueno os vi besándoos cuando conocí a Christian y yo...

Shh, no digas nada. Entre ella y yo jamás habrá nada. Jamás — aseguro recalcando esa última palabra.

Nos miramos a los ojos por unos segundos y nos acercamos lentamente para fundiros en un dulce y cálido besos que pronto tornó a apasionado, pero mi hermano apareció repentinamente por la puerta y tuvimos que separarnos rápidamente con la cara roja. Pero, ¡¿es que nadie en mi familia me iba a dejar vivir mi vida personal sin interrupciones?!

— ¡Lo sabía! ¡Sabía que terminaríais juntos! — anunció animadamente y a voz en grito provocando que el rubor de mi cara aumentaba hasta volverme un pequeño tomate cherri. Mis padres salieron al rellano tras el grito de felicidad y nos miraron sorprendidos a Justin y a mi.

— Osea que es verdad… — dijo mi padre pensativo.

— El amor siempre encontrará un camino — afirmó mi madre con una gran sonrisa. “¿Eso no es una canción?”, pensé —. Vamos a dejar que se despidan, no se verán en mucho tiempo. Hasta pronto, Justin.

Este se despidió con la mano y con una tímida sonrisa dibujada en su rostro. Los tres se metieron en casa, pero tenía la sensación de que observaban la escena tras la mirilla de la puerta. “Cotillas”, pensé. “Definitivamente mi familia no es normal”. Miré a Justin, que aun seguía colorado, y no pude evitar reírme aunque, claro, yo no era la más indicada porque esta igual o más roja que él.

Estuvimos en silencio un buen rato, aun estaba desconcertado acerca de lo que había pasado con mi familia. Nos había pillado a los dos por sorpresa, pero seguramente a él más todavía, yo podía imaginármelo, al fin y al cabo he vivido con ellos durante mis quince años de vida.

— ¿Esperarás por mi? — preguntó rompiendo el silencio.

— Aunque eso signifique la muerte — rio ante mi tono dramático y se acercó a mi para besarme nuevamente. Una última vez antes de marcharse. Una última vez antes de no volver a verle.

Entré en casa y observé que mi padre estaba leyendo el periódico del día anterior al revés, mi madre fregaba frenéticamente un plato que no necesitaba ser limpiado y mi hermano simulaba que zapeaba en la televisión. Rodé los ojos con una sonrisa y me fui a mi habitación a dejar la maleta.

Una vez allí me tumbé en la cama suspirando. Me dio un ataque de felicidad, de esos en los que sientes mariposas por todo el cuerpo y no puedes evitar reírte como una idiota. Pues si, exactamente eso me paso a mi.

Desde ese día mi hermano no paró de darme la paliza en cuanto a mi beso con Justin, prácticamente todas nuestras conversaciones eran acerca de él y a veces saca el tema sin venir a cuento. Mis padres trataban de no hablar de ellos, pero cuando estábamos en la comida o la cena y mi hermano hacía la gracieta de turno, no podían evitar soltar una risita tonta a la que yo contestaba un una mirada asesina.

Los meses pasaron lentamente, las clases se hacían más agobiantes y pesadas. Tuve algún que otro problema con Melissa por haberme hecho amiga de Cristina, se había enterado de nuestra pequeña salida campestre por una revista de cotilleos, así que decidimos no volver a hablarnos, bueno, en realidad fue ella la que lo decidió. Con John no pasó mucho, aunque tuvimos unos cuantos encontronazos, lo bueno es que salí airosa de ellos. Mi relación con Cristina y el resto de mis compañeros iba viento en popa, todos eran increíbles.

¡Oh! Bueno, seguramente os preguntareis por Taylor. Hablamos por teléfono alrededor de dos horas y quedamos en que solo seríamos amigos, no podía permitir que sufriera por mi culpa. Él estaba preocupado por si no podría olvidarme, pero a alguien como yo se la olvida en seguida. Y así quedaron las cosas con él, nada importante.

Cuando los exámenes ya habían terminado y se acercaban las vacaciones de Navidad había comenzado a salir al balcón para ser la primera en verle llegar. Solía quedarme hasta muy tarde, cuando comenzaba a sentir que los músculos se entumecían y una noche, al empezar a congelarme de fio y con los primeros copos de nieve, vi como un lujoso coche se paraba enfrente del edificio. De él salió una persona con calva y  barba postiza. Rei para mis adentros saliendo a toda pastilla de mi cuarto para ir a la puerta pasando por el salón. Cuando mi padre me vio preguntó:

— ¿A dónde vas? Es muy tarde.

A lo que simplemente contesté:

— Ha vuelto.

Baje corriendo los escalones y me plante en el portal con una gran sonrisa. Me esperaba de pie con una gran sonrisa.

— ¿Ya echaba de menos esta calva y barba postizas? 

sábado, 18 de agosto de 2012

CAPÍTULO 19. I will catch you if you fall.

    Me despertaron cuando ya habíamos llegado. Nos bajamos del coche, yo todavía estaba medio dormida, pero no pude evitar abrir los ojos de par en par al ver el lugar al cual nos había traído. Nos encontrábamos en un bosque, rodeados de árboles flores y a lo lejos se podían ver las montañas. A nuestros pies se extendía una cabaña de madera, no muy grande y detrás de ella se veía lo que parecía ser un pequeño lago. Cristina y yo entramos corriendo a la caseta - había que subir antes unas escaleras para llegar a la puerta - y comenzamos a explorarla: no era muy grande, tenía una cocina que daba al salón gracias a una barra americana; el salón, era amplio y daba a una gran cristalera por la cual se podía ver el lago y las montañas; paralelo a la cocina había dos puertas que conducían a las habitaciones, ambas tenían baño propio, dos camas y un armario; si salías por la cristalera del salón te encontrabas con una terraza, con una amplia mesa y una barbacoa. Desde esa terraza se podía ir directamente al pequeño lago bajando unas escaleras.


— ¿Os gusta? - preguntó Justin cuando nos encontrábamos en la terraza.



— Es impresionante - dijimos ambas a la vez, nos miramos y reímos.

— ¡Perfecto! - exclamó Christian -. Vuestra habitación es esa de allí - señaló la puerta más cercana a la terraza -. Y esta noche haremos una fogata cerca del lago.

— ¿Os habéis traído la guitarra? - preguntó Cristina. Los chico asintieron sonrientes -. ¡Genial! Después de la cena podríamos cantar algo.

    Metimos nuestras cosas a las respectivas habitaciones y nos dimos una ducha para después comenzar a preparar nuestra fogata, no sin antes haber llamado a nuestros padres y así avisarles que todo estaba bien, que no debían preocuparse. Hacia un poco de frío así que obté por ponerme unos vaqueros largos, un jersey azul oscuro no muy grueso y unas converse del mismo color que el jersey.

    Cristina y yo nos encargamos de llevar la comida mientras los chicos preparaban el fuego, al final, tuvimos que ayudarles porque no lograban que apareciese ni una pequeña chispa. Estuvimos como diez minutos bromeando acerca de esto y los chicos actuaban como que estaban muy molestos con nosotras, que no parábamos de reírnos. Terminamos de prepararlo todo y nos sentamos a disfrutar de una bonita noche bajo las estrellas.

    Durante la cena no parábamos de reír, gastar bromas, Cristina y Christian comenzaron a conocerse mucho mejor, no paraban de hablar de ellos, sus gustos, aficiones, cosas que detestaban y comentaban anécdotas de cuando eran pequeños que nos hacían reír hasta que nos dolía la tripa. Estaba empezando a surgir algo entre ellos y yo me alegraba muchísimo por Cristina.

    Después de cenar, Justin saco su guitarra y comenzó a cantar junto con Christian. Cantaron `So Sick’ de Ne-yo – la primera canción que subió al YouTube -, también cantaron ‘Baby’, ‘Somebody To Love’ – a petición mía – y muchas más. Cristina y yo les mirábamos mientras cantaban, pero nosotras nos moríamos por acompañarles, el problema era que nos daba muchísima vergüenza. Al final Cristina se unió a ellos y cantó junto a Christian ‘I Just Called To Say I Love You’ de Stevie Wonder. Hacían una pareja perfecta. Justin debía pensar lo mismo que yo puesto que no paraba de mirarles y reír por lo bajo, al igual que cuando me miraba a mi.

— Natt, ¿por qué no te animas a cantar algo? -  observó Justin al finalizar la canción.

— Solo si me dejas la guitarra – él asintió y me pasó la guitarra. Sabía tocar algunas canciones a la guitarra y en ese momento me acordé de una de Avril Lavine -. Aviso que no se tocar muy bien.

    Se encogieron de hombros y sonrieron. Comencé a probar algunos acordes y me dispuse a tocar la melodía de ‘Wish You Where Here’. No pude evitar acordarme de Tom, que ahora estaría a miles de quilómetros de aquí. Mis ojos comenzaron a cristalizarse, iba a llorar. No podía, debía de ser fuerte. Nosotros jamás podríamos estar juntos. Al terminar la canción nos quedamos callados. Me habría gustado saber que le pasaba por la cabeza a Justin, ¿le habría molestado? No creo, él está enamorado de Selena.

    La ‘parejita feliz’ se fue a dar un paseo por la orilla del lago dejándonos a Justin y a mi en un incómodo silencio. Él se encontraba perdido en sus pensamientos y yo solo tenía ganas de desaparecer de allí. Me levante para irme dentro de la pequeña casa, pero una mano cogió la mía. Me giré para ver a Justin y este hizo fuerza para que volviera a sentarme.

— Hay algo que quiero mostrarte — dijo con voz tranquila —. Es una canción en la que llevo trabajando un tiempo, pero dicen que no estoy preparado para sacarla y quiero que tú me digas que te parece — asentí y él  volvió a coger la guitarra.


    La canción era perfecta, no entendía como no le dejaban usarla. Hablaba sobre un chico que está enamorado de su mejor amiga, pero está ya ha sufrido demasiado por amor y no quiere volver a enamorarse, pero aun así, el chico se declara. No tenía palabras, no podían salirme, simplemente le miraba. Me encantaba ver la concentración que poseía, el mover de sus labios — que tanto deseaba besar —, el de sus dedos para colocar los acordes y el de su pelo para colocárselo. Pero la felicidad terminó al descubrir para quien iba isa canción, y no era precisamente para mi, sino para Selena. Encajaba a la perfección la historia de la cancón y la suya. Eso hizo que mi expresión cambiase y, Justin, al terminar la canción lo notó.

— ¿No te ha gustado? ¿Tan mala es?

   ¡No! Para nada es mala, es muy buena es solo que… — no podía decirle que me recordaba a Selena, en teoría se supone que no me importa.

— ¿Te recuerda a Selena verdad? ¿Crees que he compuesto esto por ella? — simplemente asentí tímidamente —. Pues te equivocas — dijo acercándose a mi y cogiéndome por sorpresa —, esta canción la he escrito por ti, esto es lo que siento. Temía no poder decírtelo nunca, temía que no lo supieras antes de que me fuera por tanto tiempo, necesitaba que lo supieras, porque… — calló para mirarme a los ojos —. Te quiero.

    Me quedé petrificada, Justin se acercaba poco a poco a mi, colocó una de sus manos en mi cuello y me acerco a él. Sentía su respiración en mi mejilla. Volvió a susurrarme un tierno “te quiero”, para luego rozar sus labios con los míos y, finalmente, para besarlos. Fue un beso dulce, tierno y cálido. Me dejé llevar y llevé mis manos a su pelo agarrándolo con suavidad para acercarlo más a mi. Estuvimos besándonos alrededor de un minuto y nos separamos sonriendo.

— No sabes cuanto tiempo he deseado poder probar tus labios ­— afirmé.

— Pues ya no tendrás que volver a esperar nunca más — me volvió a besar y esta vez sentí fuegos artificiales en mi estómago. Era como estar en un sueño, me sentía en las nubes —. ¿Por qué nunca me dijiste nada?

— Tenia miedo, porque, a tu alrededor hay chicas que parecen modelos y yo no soy más que una chica normal.

— Menuda tontería — rió —. Me habría fijado en alguna de ellas si no te hubiera conocido, pero, ahora, no tengo ojos para otra chica que no seas tú — dijo finalizándolo con otro dulce beso y tras eso susurró —: Duerme hoy conmigo.

— ¿Qué? ¿Y qué hay de la parejita? — dije en un suspiro.

— Seguramente también quieran estar solos.

~~>  Narra Cristina <~

   Christian y yo no habíamos ido a dar un paseo por la orilla del lago. Nos fuimos ya que queríamos estar solos y dejar a Justin y Natalia a sus anchas. Según me había contado a Justin le gustaba ella y según mi puto de vista a Natalia también le gustaba él, pero debía tener miedo de confesar sus verdaderos sentimientos.

    Estuvimos una rato hablando sobre nosotros y riendo de las tonterías que se nos ocurrían en cada momento. Llego un momento en el que nos quedamos callados mirando el cielo. Suspiré y el me miró con una amplia sonrisa.

— ¿Qué pasa? — le pregunté mirándole.

— Nada, es que… — se calló mientras se rascaba la nuca —. Me pareces muy guapa y mu agradable. Creo que… Creo que  me gustas.

— Christian… — le miré a los ojos y le cogí las manos —. Yo… También me gustas. Pero no quiero ir deprisa, nos conocemos de unos días  y…

— No digas nada más — dijo poniendo su dedo índice en mis labios y provocando que un escalofrío recorriera mi espalda —. Yo tampoco quiero ir rápido.

    Ambos sonreímos y decidimos volver con el resto. Cuando llegamos a la fogata — ya extinguida —, Justin y Natt nos dijeron que hoy querían pasar la noche juntos. Les miramos con los ojos como platos y se alarmaron diciendo que no harían nada malo. Tras eso se fueron al cuarto compartido de Justin y Christian.

— Bueno — dijo Christian recogiendo algunas cosas —, será mejor que vayamos a dormir. Ya es muy tarde — asentí y nos fuimos a la cama dados de la mano.

~~> Narra Natalia <~~

    Nos costó un poco irnos a dormir entre besos, caricias y susurros, pero finalmente logramos conciliar el sueño. Me quedé dormida entre sus brazos y recostada en su pecho. Fue la mejor noche de toda mi vida.

    A la mañana siguiente me desperté y me di cuenta de que no estaba Justin y empecé a temer que solo hubiera sido un sueño hasta que entró con el desayuno y deseándome los buenos días tras un tiernos y corto beso. Comimos juntos y nos quitamos el pijama para ir a dar un paseo por el bosque. Christian y Cristina — todavía me hacia gracia que se llamase igual y por eso empezamos a llamarles ‘Doble C’ — aun no se había despertado así que les dejamos una nota.

    Estuvimos toda la mañana andando y yo estaba empezando a cansarme de tanto andar. Justin me animaba a seguir. Me decía que no faltaba mucho para llegar a un sitio especial y en un momento dado me tapó los ojos y me guió por la espesura del bosque. Comencé a oír el sonido de una cascada y al llegar el supuesto sitio, Justin quitó sus ojos de mis ojos. Tras acostumbrarme a la luz un alargado ‘¡OH!’ salió de mis labios. 

_____________________________________________________________

¡¡Hola caracolaaaas!! Aquí tenéis un nuevo capítulo. 
La canción imaginarosla un poco más diferente a como es, recordar que Justin solo tiene 16.
En fin un besaaaaaaazo a todas y no dudéis en pedirme siguiente por Tuenti (Alison Summerisnothot) o por Twitter (@LeyreLoveBieber). ¡OS QUIERO!

jueves, 9 de agosto de 2012

CAPÍTULO 18


— Me parece que se te ha caído esto, preciosa.

— ¿Me voy a tener que encontrar contigo siempre? – dije molesta.

— Pero si adoras cuando me ves.

— Ni en tus mejores sueños, Johnny.

— ¿Ya tengo un mote? Se nota que me amas.

— ¿Por qué eres tan arrogante? No me gustarás nunca, mi corazón ya pertenece a otra persona – el silencio llenó el pasillo en el que nos encontrábamos. Pensé mejor en lo que había dicho. Estaba claro que no lo dije por decir, pero tampoco tenía la intención de hacerlo. Esa persona que ocupaba mi corazón estaba a kilómetros de mi con novia y sin querer saber nada de mi. Ese chico era Justin.

— Va a ser difícil conquistarte. Me gustan los retos – me sonrió y miró a Cristina -. Adiós, hermanita.

    John se fue, no sin antes revolverle el pelo a Cristina. Ya le gustaría poder conquistarme, sólo lo logrará cuando Justin desaparezca de mi mente. Mi hermano tenía razón, el pequeñajo me había advertido y debía hacer algo. Por cierto hablando de hermanos. ¿John le había dicho hermanita a Cristina? La miré en busca de una explicación. Ella me devolvió la mirada y suspiró.

— Es mi hermano, bueno hermanastro. Compartimos madre pero no padre, de ahí que tengamos distinto apellido.

— ¿Tú eres hermana de eso? – dije señalando en la dirección por la que se había ido.

— Es una persona muy agradable - dijo apenada -. Lo que pasa es que como en el instituto tiene la reputación de chico malo se lo cree demasiado. Solo hay que ver como te trata y como trata a la demás. Y yo se que no es feliz fingiendo ser lo que no es.

    Me había quedado alucinando en colores. Eran hermanos y John actuaba. ¿Qué pasaría si el cambiase de aptitud? Seguro que podría hacerle feliz si lograba cambiar esa fachada de chico malo y hacer que se portase como realmente era. El problema sería como hacerlo, pero ya lo pensaría. Sonó el timbre de comienzo de clase y nos fuimos corriendo. Por suerte nadie nos vio entrar. Cristina me dijo que sería mejor que no nos viesen mucho juntas. Divisé a las chicas al final de la clase y me acerqué a ellas y nos sentamos en nuestro respectivos sitios. Melissa y yo estábamos juntas y detrás teníamos a Andrew y a Penny.

    Llegó nuestro tutor y nos callamos. Era de estatura media, con una calva en la coronilla y con cara de pocos amigos. Se nos quedó mirando a todos con cara seria durante un largo tiempo. Melissa y yo nos lanzábamos miradas sin comprender bien lo que estaba ocurriendo. Volvió a mirar la clase y comenzó a hablar. Nos decía que debíamos estudiar, que nuestro futro estaba en juego y más cosas típicas de profesores. Cogió la lista y comenzó a llamarnos, cada vez que mencionaba a alguien le gastaba una broma. Tenía miedo de la broma que diría sobre la españolita de turno.

— Natalia López. – dije ‘presente’, sin elevar mucho la voz pero para que se me pudiera oír. El tutor de me quedó mirando pensativo. ¿No sabía que broma hacer? ¿En serio? -. Yo a ti te he visto antes…

— Seguramente me vio en el pasillo. Es muy normal, ¿sabe? – dije tratando de hacerme la interesante. Algunos de mis compañeros rieron.

— Si, ya se donde te he visto. Fue en un Mc’Dolands hace unos meses y estabas con un chico, como se llamaba… – se quedó pensativo. Yo ya sabía perfectamente a quien iba a decir y no quería que nadie supiese que era mi amigo, me agobiarían continuamente y la gente que lo odia lo insultaría para molestar -. ¡Ya sé quien era! – exclamó de repente -. Justin Bieber, estabas con él. – Comenzó a haber susurros. Cristina me miro como diciendo: ‘¿Conoces a mi ídolo y no me lo has dicho?’.

— Me temo que no, yo no conozco a ese tal Justin Bieber.

— Por supuesto que si. Mi hija fue a pedirle un autógrafo y tú fuiste muy amable con ella – me puse roja al recordar lo que dijo es niña: ‘Oye, Justin tu novia es muy guapa, ¿sabías?’. Que pequeño era el mundo pero ¿qué iba a hacer yo ahora? No deseaba ser querida por el simple hecho de ser gran amiga de una estrella. Pero ya no había nada que pudiera hacer. Suspiré -. Así que, ¿es cierto no?

— Si, nos hemos visto un par de veces, nada más.

    Se quedó satisfecho con mi respuesta, puesto que no continuó con el tema y siguió pasando lista. Melissa, me preguntó donde le conocí y ahí si que no tuve más remedió que mentir y decir lo primero que se me ocurriese. Le conté que chocamos en el supermercado y que, como yo no sabía quien era, comenzamos a hablar. Quizá no todo sea mentira, porque cuando le conocí de verdad no sabía que era alguien tan famoso.

    Por fin terminaron las clases y con suerte no muchos de mis compañeros de acercaron a hablarme. Yo quería que mi reputación fuese por mi, no por Justin. Andrew y Penny estaban completamente alucinadas, no se podían creer que fuese amiga de Justin y que encima, que John, estuviese loco por mis huesos. Eso último me repugnaba, pero debía hacerme amiga suya si quería que dejase de ser tan idiota. Las chicas se fueron y yo me quedé a esperar a Cristina – aunque ellas no tenían ni idea de eso-. Una vez desaparecieron entre la multitud se acercó a mi con los brazos cruzados.

— ¿Cuándo pensabas decirme que eres amiga de mi ídolo?

— Buena pregunta – bromeé, pero Cristina me miraba con cara de pocos amigos. Suspiré -. Estaba esperando al momento adecuado, no quiero que la gente me adore por ser su amiga.

— A mi eso no me importa, pero solo si me lo presentas un día de estos – se le notaba más feliz y le prometí que algún día le conocería, bueno, si se dignaba a hablarme.

    Salimos a la calle riendo y gastándonos bromas, nos separamos un momento porque le había llamado su hermano y yo me fui hacia la acera. Estaba distraída mirando un pájaro cuando alguien puso su manos en mis ojos para no dejarme ver y pregunto con una voz muy aguda: ‘¿Quién soy?’. Reconocí al instante quien era, a mi no me engañaba con esa voz de pito.

— ¡Justin! – exclamé destapó mis ojos, me di media vuelta y le vi sonriendo de oreja a oreja -. No sabes cuanto de he echado de menos – dije abrazándole -. Pero podrías haber llamado o haberme mandado un mensaje, solo me enteraba de que pasaba por la tele. Ya te vale. – Le di una colleja, a la cual respondió con un: ‘Auch’, y frotándose la cabeza exageradamente.

— Lo siento, pero casi no tenía tiempo de hacer llamadas. Estuve con mi familia y de reuniones, no tuve espacio ni para respirar – reímos y nos dimos otro fuerte abrazo. Echaba mucho de menos su olor, su sonrisa, sus ojos miel, su sonrisa, su voz, en fin, todo él. Estaba muy emocionada de su presencia.

— Bueno, ¿y a que se debe que hayas venido a verme?

— ¡Ah si! – exclamo -. Se me ocurrió que podríamos irnos todo el fin de semana al campo, para pasar tiempo juntos antes de que empiece la gira de Europa, ya sabes para hacer entrevistas y demás. ¿Qué te parece?

— ¡Me parece perfecto! Pero mis padr…

— Con ellos no hay problema – me interrumpió -, ya he hablado con ellos y te dejan. Lo que pasa que hay un pequeño problema…

— ¿Cuál? – pregunté preocupada.

— Tenemos un polizón – dijo señalando al coche. Entonces Christian se asomó por la ventana mientras le gritaba que él no era ningún polizón.

    Estuvimos bromeando sobre si era un polizón o no. Bueno Justin y Christian “discutían” y yo lo único que hacía era soltar cosas como: ‘Uh, lo que te ha dicho’ ó ‘Yo que tú le pegaba’. Estaba tan contenta por mi reencuentro con Justin que me olvidé completamente de Cristina y cuando regresó se convirtió en hielo, para cuando reaccionó ya le había tapado la boca para que no gritase. Comencé a decirle palabras tranquilizadoras y logré que se relajara. Una vez lo logré Justin la saludó medio asustado y a Christian se le caía la baba, ya que tenía la boca abierta como un buzón. Me acerqué a él, se la cerré y le dije: ‘Te van a entrar moscas’. Me miró y se sonrojó, mis poderes de Doctora Amor no me engañan: a Christian le gustó Cristina. Harían una bonita pareja, los dos tienen el mismo nombre. Reí para mis adentros y me dispuse ha hacer presentaciones:

— Chicos, ella es mi amiga Cristina - la saludaron con una gran sonrisa -. Cristina, bueno tú ya les conoces.

    Hablamos durante un buen rato. Cristina ya estaba más cómoda ante Justin y pude notar que le lanzaba tímidas miradas a Christian y no fui la única en darme cuenta de este detalle, puesto que Justin mi miraba cómplice. Y en una de esas fugaces miradas, se me ocurrió algo.

— Oye, Cris, ¿te apetece venirte con nosotros este fin de semana al campo? - le sugerí -. Será una experiencia inolvidable y sobretodo estando entre amigos... - Cristina se quedó pensativa, yo le guiñe el ojo a Justin que me respondió con una sonrisa y Christian se estaba poniendo cada vez mas colorado.

— Si, me encantaría. Pero tengo que pedir permiso.

    Quedamos en que me llamaría por la noche y nos despedimos. Justin se ofreció a llevarme a casa, no pude negarme, quería estar con él. El viaje de vuelta a casa fue tranquilo, hablamos de lo que habíamos hecho todo este tiempo. Justin y Christian me contaron que casi no pudieron pasear por Stradford puesto que numerosas fans les seguían a todas partes y la mayor parte del tiempo se iban a la piscina que había en la casa de Chris. Preguntaron por mi, pero fue una historia aburrida, evite contar mi salida con Taylor, no quería que Justin se molestara.

    Llegamos al edificio donde vivíamos y nos montamos en el ascensor discutiendo sobre como se podían hacer los mejores espaguetis a la boloñesa, al parecer Justin tenia más idea ya que era su comida favorita. Se bajaron y se despidieron de mi con un fuerte abrazo y Justin me susurró al oído: ‘No puedo esperar a que llegue el Viernes por la tarde’. Le sonreí diciendo que yo tampoco y que le avisaría si al final venía Cristina con nosotros.

    Entre en mi casa con una sonrisa iluminando mi rostro. Me metí en mi cuarto para cambiarme de ropa y cuando trataba de quitarme una zapatilla recibí una llamada y caí al suelo. Rodé como una croqueta hasta donde tenia el móvil y descolgué la llamada poniéndome de pie.

— ¿Si? Natalia al aparato.

— ¡Natalia! Soy Cristina mis padre me han dejado. ¿No es genial? - dijo emocionada.

— ¡ES PERFECTO! - exclame -. Vas a poder pasar todo un fin de semana con Christian...

— ¿Qu-qué? No se a que te refieres con eso - trato de defenderse -. A mi, a mi no me gusta Chris.

— ¡Oh, por favor! A mi no me engañas. Justin y yo os vimos a los dos y se os caía la baba.

— ¿Tú crees que puedo gustarle? - dijo entre emocionada y tímida.

— ¡Pues claro! Como para no estarlo - rió ante mi comentario -. Que ganas tengo de pasar el fin de semana con vosotros, con mis amigos.

— ¡Si! Pero, tengo que preguntarte algo... - hizo una pausa, no dije nada y ella lo tomo como un 'dime' -. ¿Tú sientes algo por Justin?

— Claro, es mi amigo... - no podía decirle que en realidad me gustaba, que me moría por besarle.

— Ya, claro, a mínimo me mientas señorita. Al igual que tú has visto como miraba a Chris, yo me he fijado en la forma con la que miras a Justin.

— Bueno, yo, esto... - debía decírselo, ya se había dado cuenta de que me gustaba. Suspire -. Si, si que me gusta...

— ¡Lo sabia! ¿No crees que seria genial salir las dos con ellos? - no pude evitar reírme. Yo, salir con Justin, parecía un chiste -. Bueno, te dejo, me están llamando. Mañana hablamos sobre el Viernes.

Nos despedimos, termine de cambiarme y fui a comer. Mis padres no estaban ya que se encontraban en el trabajo, así que, me toco cocinar para mi y mi hermano.

Las clases de los dos días siguientes fueron muy aburridas, no pasaba nada interesante, excepto las aventuras que vivíamos Cristina y yo para poder vernos, puesto que no queríamos que Melissa y las demás se enterasen de nuestra amistad. Cuando nos reuníamos hablábamos sobre donde nos llevarían los chicos y que haríamos. Estábamos realmente nerviosas, pero Cristina la que más, ya que, iba a pasar un fin de semana con su ídolo y con el chico que le empezaba a gustar.

Por fin llego el viernes por la tarde. Cristina había venido a mi casa con todas sus cosas y juntas esperamos a los chicos. Justin me llamo para decirme que bajáramos y eso hicimos. Una vez abajo nos metimos en el coche. Cristina y yo estábamos atas y los chicos delante, Justin conducía. Estuvimos hablando gran parte del viaje, pero me venció el sueño y me quede dormida en el hombro de Cristina. Me despertaron cuando ya habíamos llegado. Nos bajamos del coche, yo todavía estaba medio dormida, pero no pude evitar abrir los ojos de par en par al ver el lugar al cual nos había traído.

______________________________________________________________

Si, lo sé por fin me digne a subir un capítulo. Puedo explicarlo: estuve mala toda la semana pasada y no tenía fuerzas ni para respirar e__é y luego cuando empecé a escribir notaba que no me salía la idea, fue algo frustrante la verdad... y por último he empezado otra fic. No se si a veces habéis tenido una idea o algo por el estilo y hasta que no la realizabais no os quedabais agusto, pues eso me ha pasado a mi. Pero tranquilas, encontraré el equilibrio perfecto para las dos novelas, no voy a abandonar esta por la otra :D
Por último quiero agradecer vuestros comentarios, no sabéis lo que me alegra tener tanto apoyo, me hace sentirme bien conmigo misma ya que muchas de las cosas que hago no me salen bien. Gracias en serio :)